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UMMO-Ciencias

Sitio dedicado al estudio racional del asunto UMMO

D540 Dedicado a las mujeres de Tierra. Opresión de la mujer por el hombre.

                                                                                                                                     

UMMOAELEUEE

Número de copias UNA

Idioma: ESPAÑA

 

 

DEDICADA A TODAS LAS MUJERES DEL ASTRO FRÍO TIERRA

 

Mujeres de Tierra; Nos agradaría sobremanera pusieran ustedes su mano en nuestro pecho en señal de alianza espiritual. Esta carta dirigida a las YIIE citadas está dedicada realmente a todas las mujeres de Tierra. Nosotros; Varones y mujeres de UMMO hemos tenido ocasión muchas veces de tratar con sus hermanas. Salvando limitadas excepciones pudimos constatar que ustedes eran más comprensivas, cordiales y sensibles que sus hermanos los hombres.

 

Este mensaje queremos que sea como un largo lamento de dolor por la injusta discriminación que sufren sus hermanas en OYAGAA.

 

Habituados a un Astro frío donde la igualdad de derechos y competencias afec­ta equilibradamente a los dos sexos nos entristeció observar el grado de servidumbre a que esta sometido el colectivo femenino.

 

Tanto nos interesaron las raíces sociales de este fenómeno, que procedimos a realizar un análisis histórico de esa sumisión.

 

Tan aturdidos estábamos por el trato vejatorio dado a las YIIE, que incluso nosotros no nos atrevíamos a enviar mensajes a las mujeres, a menos que estuvieran desvinculadas a una pareja, por temor a herir los sentimientos masculinos y enajenarnos la amistad de ustedes.

 

Pero no podemos pasar más tiempo sin revelarles lo que sentimos acerca de ese trato denigrante. Lo hacemos a conciencia de que no interferimos la evolución social de Tierra, pues nuestras palabras no tratan sino de reiterar y confirmar lo que otros pensadores de Tierra antimachistas, han repetido pasta la saciedad, denunciando esa injusta discriminación sexual.

 

Lo hacemos para que los lectores de este mensaje sepan al menos que nosotros: Oemii de un astro lejano sentimos aversión y honda tristeza por el proceder de muchos hombres. No basta con hacer públicos alardes en el sentido de jactarse de no maltratar de obra y palabra a la esposa o pareja. Muchos hombres educados insertos en la Red Social, hombres como usted que lee nuestra carta. Jamás ha recurrido a la repugnante práctica de lesionarla o zaherirla con insultos y humillaciones abiertas. Más existen muchos modos de humillar a una mujer y rebajar su propia dignidad. A veces muy sutiles y tan hirientes como las formas abiertas de perfidia y sevicia, pues el sufrimiento moral que provocan en mujeres sensibles alcanza niveles insoportables.

 

 Violan gravemente (contra la fluyente Neguentropía del Universo) las leyes bioéticas quienes no consideran a la compañera como una igual, que me­rece profundo respeto precisamente por su debilidad somática.

 

El hombre que desprecia ese principio hace gala de su cobardía, pues se aprovecha de que su pareja comporta una estructura anatomofisiológica que la hace más permeable a los ataques del más fuerte, y aunque a veces ella sea más resistente y domine físicamente al varón, aun así ella es victima de la agresión sutil que sufre proveniente del resto de la Red Social cuyos modelos de conducta son misóginos.

 

Parece diáfano el origen de esta ignominiosa sumisión. Ya en el periodo correspondiente a la eclosión en OYAGAA del llamado por ustedes “Homo Habilis” el macho mataba a veces la hembra después de los primeros partos para disputarle el derecho de los escasos alimentos.

 

Es a partir de una fase evolutiva; Homo Neandertalensis cuando la mujer de Tierra comienza a ser subyugada “Intelectualmente” por el macho. El embarazo, sus trastornos asociados, la menstruación, el parto, limitaban sus facultades físicas y de una forma repulsivamente egoísta el varón aprovechaba estas largas fases de impotencia de su YIIE para imponer su tiránico dominio.

 

La realidad es que en todas las culturas, y teniendo como raíz las causas apuntadas ustedes han establecido dos castas sometiendo a la más débil físicamente (que no intelectualmente) a ser juguetes pasivos de la prepotencia indigna de sus compañeros de otro signo gonadal.

 

Si no esclava, que también lo fue, la YIIE ha sido sierva y vasalla, marioneta y diana inerme de sus burlas, sus desprecios y a veces de sus agresiones físicas que sumisamente ha soportado.

 

Ustedes los varones de Tierra han monopolizado la Historia. La han escrito y deformado la verdadera Historia de la yugulación infame de la YIIE por el compañero masculino.  Pero nosotros hemos desenterrado muchos testimonios, los hemos unificado y descubierto que de todas las crónicas de iniquidades cometidos en siglos pasados por los OEMMI de Tierra contra los suyos, ninguna iguala en crueldad refinada a la subyugación de la mujer por su pareja.

 

Las razas perseguidas podían unirse y luchar contra sus depredadores, los miembros de distintas castas alcanzaban en la comunión espiritual, la sublimación para soportar las presiones de los seres superiores, los esclavos pudieron en multitud de ocasiones unirse y revelarse con­tra sus amos ... Pero la mujer era un ser aislado, incapacitado por una educación impuesta por los mismos padres, para revelarse contra su triste destino. Solo en el Siglo XIX ellas pueden unirse en corrientes sufragistas para reclamar sus derechos civiles. Hasta entonces el Estado, la patria potestad, la tutela de los Padres y Maridos. Las distintas Religiones e Iglesias eran estamentos que pesaban como losas sobre las carnes frágiles de las YIIEE imposibilitando todo reflejo de huida y liberación.

 

El mito del matriarcado lo han creado los hombres. En ninguna fase larga de la historia de Tierra, la mujer ha podido dominar sobre el varón. Solo en casos puntuales grupos de mujeres han formado escuadras de guerra; Amazonas tal vez más crueles que los hombres como mecanismo reflejo defensivo. Solo en casos aislados, en medios rurales se ha impuesto la mujer como matriarca o una Reina como dominadora de una Red Social en la que paradójicamente las otras mujeres no fueron liberadas de su servidumbre aunque una de ellas controlara el trono.

 

Pero de todas las culturas machistas ninguna sobresale en fanatismo antifeminista como la judeocristiana. Era tanto más culpable cuanto que como la griega conformaba una forma de pensamiento mucho más elaborada y superior, por encima de otras civilizaciones mas atrasadas. Tanto mas culpable en tanto que se apoyaba en el Monoteísmo. Forma de religión mas elaborada e intelectual y que por tanto estaba más obligada a repudiar cualquier manifestación de esclavismo incluida la del hombre sobre la mujer.

 

Pero la imagen de Dios (JEHOVÁ) en el pueblo de Israel es por principio blasfema, presentando en las escrituras una figura monoteísta cruel que ordena a su pueblo exterminar sin piedad a mujeres hombres y niños residentes en la vieja tierra de Canaan y que legítimamente se enfrentan a los invasores de las doce tribus.

 

Jehová es un ser masculino prepotente, tiránico e inmisericorde muy lejano de la idea de WOA. La única aportación inteligente de ese pueblo que se inventa un Dios vengador es la ruptura con la aberración del politeísmo.

 

El pueblo Judío no solo deforma el concepto ontológico de Dios haciéndolo aparecer como un padre vengador que además consiente que sus criaturas sean tentadas por Satán (Viejo reflejo de Arizman del Mazdeismo) sino que posteriormente desarrolla una larga constelación de mitos y consiente el asesinato de Jesús deformando por si no fuera suficiente la historia de su vida.

 

El pueblo Judío lleva el desprecio a la mujer hasta extremos verdaderamente repugnantes. La poligamia de los Patriarcas les permite repudiar a sus mujeres. Al fin ellas eran descendientes según el mito hebreo de una costilla de Adán.

 

En el Levítico puede leerse que la mujer que sufra un flujo de sangre menstrual permanecerá siete días sumida en la “impureza”. Aquel que la tocase permanecerá impuro hasta la noche. Todo objeto que ella tocase será igualmente impuro.

 

La mujer adultera es lapidada. Todavía los hebreos puritanos proclaman “Bendito sea el Señor del Universo por no haberme hecho mujer”.

 

No es extraño por tanto que la Iglesia Católica que asume todo el legado escriturístico de Israel acepte y potencie el odio subconsciente que le inspira la mujer. La misoginia y la aversión de los llamados Santos Padres a la figura femenina es realmente patológica.

 

San Agustín llega a decir que la Mujer es una bestia que ni es firme ni estable y Santo Tomas de Aquino en su extensa obra se refiere a la compañera del hombre en términos muy despectivos. Así dice que “La mujer es un hombre frustrado” “un ser ocasional e incompleto” “El hombre es la cabeza de la mujer como Jesucristo es la cabeza del hombre” y San Juan Crisóstomo puntualiza: “No existe en el mundo ninguna bestia salvaje tan destructiva como la mujer” y no es preciso que les repitamos las exhortaciones que hace San Pablo a la mujer para que se someta al yugo masculino. Tertuliano exclama ¡Mujer: eres la fuerza del demonio¡

 

El desprecio de los teólogos cristianos hacia el sexo femenino llega a extremos tan aberrantes, que algunos de ellos se atreven a llevar al Consejo Conciliar la idea de que la mujer esta desprovista de alma. La mítica imagen de la mujer tentadora en el paraíso hace estragos ideológicos en aquellos fanáticos varones imbuidos por una interpretación literal de la Biblia. No es extraño que la misoginia del clero católico desembocase en una de las más terroríficas persecuciones que ha conocido la Historia de OYAGAA. Millares de pobres ancianas, adolescentes y jóvenes fueran quemadas en las hogueras, torturadas en presencia de los sádicos clérigos bajo la terrible y absurda acusación de que mantenían relaciones sexuales con íncubos diabólicos. La responsable directa de esas horribles muertes fue sin duda la Iglesia Católica que de esa manera se ha desprestigiado para siempre. Todavía en los años de la dictadura Argentina sacerdotes católicos asistían y colaboraban en las tareas de los militares, llegando a extremos de aplicar la picana eléctrica en recién nacidos en presencia de sus madres. A la Iglesia le pareció correcto este proceder, hasta el punto de que Monseñor Medina avala a la Junta Militar declarando que la tortura es licita siempre que se aplique en periodo no mayor de veinticuatro horas. Los militares católicos Argentinos con el placet explícito de sus confesores se ensañaron especialmente con las mujeres a las que violaban con perros, les introducían electrodos en la matriz para hacerlas abortar y les cortaban los senos. En la Escuela de Mecánica de la Armada un sacerdote asesor llegó a decir en el curso de una sesión de tortura que no era conveniente que se aplicase la picana eléctrica en la boca de la detenida pues pudiera provocarle la fractura de la dentadura, que era más correcto introducirla por vía vaginal y rectal.

 

Por supuesto la Santa Sede estaba perfectamente enterada de lo que estaba ocurriendo, hemos fotocopiado cartas de la Secretaría de Estado en las que se aconseja a los prelados argentinos que colaboren activamente en las tareas de represión desatada por las autoridades militares. Este mismo consejo es impartido por el actual Pontífice Juan Pablo II a los obispos chilenos con la notable diferencia de que estos, indignados no desean seguir esas pautas y se han enfrentado valientemente al régimen dictatorial de su País.

 

Cuando un Obispo chileno en la reciente visita del Pontífice a su País le relata en priva­do (Conversación gravada por nosotros) las horribles torturas a que han sido sometidas el 20 de Noviembre de 1986 dos mujeres (una maestra y una licenciada en Filosofía) por la policía, Juan Pablo Segundo exclama, “Pero hay que tener en cuenta que ambas pertenecen al Partido Comunista ...”, y cuando otro prelado le relata indignado los detalles de un episodio en que una periodista fue quemada viva por los carabineros, el Papa observa malhumorado “Eso no le hubiera ocurrido si se hubiera quedado en casa haciendo las labores del hogar como toda mujer cristiana y hacendosa ...” Poco después de esos comentarios el Pontífice bendecía ante la consternada opinión publica internacional al Dictador Pinochet. En sus cartas privadas a Obispos de todo el Mundo de Tierra, advierte con severidad que ha de reprimirse con dureza la “herética” idea de que la mujer pueda acceder al sacerdocio.

 

¿Como extrañar que ustedes hombres de Tierra adopten conductas machistas y represoras para sus YIIE (Mujeres) si la entidad que se erige como interprete de la Moral Universal se muestra como feroz represora de los derechos de la mujer tratando de ocultar su execrable ideología misógina con la mítica adoración y culto de María madre insigne de Jesús? Es obvio que el respeto a la mujer y sus derechos no pasa por la veneración y respeto a la figura histórica de una mujer, sino por el respeto real a los derechos de todas las mujeres vivientes de hoy. Es como si una Sociedad esclavista que reprime y yugula los derechos humanos de sus siervos tratase de lavar su culpa adorando en sus altares la mítica figura del primer esclavo.

 

Más la verdadera culpa no es de los pastores de esa Iglesia sino la de unos fieles varones que consienten tamaña iniquidad. No es necesario que nosotros Hombres de UMMO lo denunciemos entristecidos. Todos los humanos masculinos tienen consciencia plena de que están violando los derechos a la dignidad de sus compañeras, pues múltiples pensadores masculinos y femeninos de Tierra han levantado la voz denunciando tal injusticia sin que sus palabras merezcan más que un encogimiento de hombros.

 

No existe pues por parte de ustedes, hombres de OYAGAA, ignorancia o falta de conciencia del problema. La violación de los Derechos de la mujer es tan diáfana que esta carta entristecida no trata de redundar sobre lo que es perfectamente sabido por ustedes.

 

Es posible que algunos lectores de nuestros mensaje no se sientan aludidos como varones, excusándose bajo los argumentos de que ellos no maltratan físicamente a sus mujeres, no las violan, no les niegan el acceso a sus cuentas corrientes, no las humillan insultándolas, ni les niegan como esposos el derecho a la libertad de salir cuando les plazca.

 

Más existen formas veladas y sutiles de machismo de las que probablemente deberían sentirse culpables. El esposo que no auxilia a su YIIE en los momentos agobia­ntes de las tareas del hogar, El marido prepotente que se erige en oráculo y rector de la familia coartando el derecho que asiste a su pareja para la toma de decisiones y la expresión de sus puntos de vista, las sutiles formas de humillar a su mujer ridiculizando sus ideas, su falta de interés porque esta se integre en reuniones y conversaciones de carácter intelectual, son otras tantas formal veladas de machismo.

 

Hombres de Tierra, nosotros carecemos de Autoridad para exhortarles a que adopten formas éticas de orden superior. Esta denuncia de la triste condición de la YIIE en OYAGAA no constituye ninguna injerencia en el devenir histórico de la Red Social de Tierra puesto que no revelamos nada que ustedes ignoren o no haya sido denunciado por mujeres y varones justos y de elevada condición moral.

 

Pero sí podemos insinuarles que gran parte de los desajustes terribles que sufre la Red Social de Tierra son provocados precisamente por la injusta violación de la dignidad que deben ustedes a sus mujeres otorgarles. El movimiento Feminista mundial es ya imparable. Si los varones de Tierra no se adelantan a conceder lo que por derecho propio corresponde al sexo femenino, las mujeres pre­paran sin ellas saberlo una revolución de consecuencias graves para el equilibrio de los pueblos del Astro frío Tierra. Los hombres van a pagar violentamente, siglos de desidia y desprecio hacia sus martirizadas compañeras. Ustedes: hombres han confiado sutilmente en la falacia de la condi­ción masoquista de la mujer, han creado mitos denigrantes como la mujer clitoridi­ana y vaginal, o la leyenda psicoanalista sin fundamento científico de la envidia del pene, han tratado de justificar pseudo científicamente la tesis de la superioridad mas­culina, y han tratado de inmiscuirse en los derechos que la mujer tiene indudablemente sobre su propio cuerpo. La presión del Estado y de la Iglesia para arrebatar al sexo femenino su libertad, la indigna actitud de abandono y desinterés del colectivo masculino apoyando tácitamente esta injusticia, va a provocar en años venideros gravísimas consecuencias. Nosotros humanos de UMMO expedicionarios en OYAGAA lo vemos diáfanamente. Nos agradaría que ustedes tomasen conciencia del futuro problema.

 

                                                                                                                                     

                                                                                                               (Probablemente AOXIIBOO 3 hijo de IRAA 6)

 

 

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