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UMMO-Ciencias

Sitio dedicado al estudio racional del asunto UMMO

D83 Breve análisis de la situación social de Tierra y razones de la imposibilidad de ayuda.

UMMOAELEWE

Señor Dionisio Garrido Buendía y

Señor Antonio Ribera Jordá

MADRID ESPAÑA - BARCELONA ESPAÑA

(Copia única)

 

 

Señor: Garrido

Señor: Ribera:

 

Hasta nosotros llegan los ecos de vuestras verbalizaciones. Expresiones que sintetizan vuestras dudas, vuestras inquietudes, vues­tros estados de ansiedad, vuestra curiosidad insatisfecha.

 

Todas las implicaciones psicosociales perturbadoras, con­curren para extorsionar los criterios que sobre nuestra existencia mantenéis cada uno de los que de uno u otro modo sabéis algo respecto a nuestra red microsocial desplazada hasta vuestro astro solidificado.

 

Deseamos hoy ofreceros algunas puntualizaciones: acoged­las siempre con razonable reserva. Aceptadlas sólo en el grado que encaje en vuestra urdimbre intelectivo-moral.

 

Aunque en parecidos términos mis hermanos han dirigido algunas misivas a otros antiguos corresponsales nuestros, residentes en distintas naciones, el presente texto ha sido redactado especialmente, para algunos de nuestros conocidos de España. Este original contiene algunos párrafos de carácter reservado para el Señor Dionisio Garrido Buendía. Le suplicamos que una vez extraídos del contexto (registra­dos por medio de una franja cromática verde) facilite el contenido común a su hermano Señor Antonio Ribera Jordá. No presentamos objeciones a que tal contenido se haga accesible para aquellos hermanos de ustedes interesados en el problema de nuestra residencia en la Tierra que gocen de su confianza.

 

Amigos: En estos últimos meses, en algunas naciones y dentro de los sectores sociales más interesados en temas afines a la alie­nobiología se han prodigado algunas polémicas abiertas a la luz pública sobre nuestra probable existencia. Sólo a nosotros se nos debe imputar ese reducido transvase de información hacia entidades y hermanos su­yos hasta ahora ajenos al respecto (información que hasta hace poco fue privativa de unos pocos círculos de humanos repartidos entre los continentes Europeo, Americano y Australia).

 

Ello constituye una fase más en la secuencia de prudentes experiencias de carácter psicosocial que llevamos a cabo entre ustedes para descubrir hasta qué punto podemos darnos a conocer sin perturbar vuestra red macrosocial terrestre. Las reacciones de los órganos de difusión para masas sociales, y las vivencias de individualidades y es­tratos sociales que a través de ellos acceden a esa información, generalmente deformada por los editores, son analizadas cuidadosamente por nosotros, y el examen de los resultados marca la pauta a seguir en nuestra futura estrategia de comunicación con la civilización autóctona. Si la reacción a este flujo informativo alcanza cierto nivel umbral estimado por nosotros como peligroso, poseemos medios no sólo para suspender los envíos -medida obviamente sencilla- sino para neutra­lizar el fermento provocado, mediante la inserción de elementos pseudo informativos que desprestigien las versiones circulantes. No teman pues ustedes que nuestra experiencias perturben su red social.

 

Estudiamos por ahora la nueva orientación que hemos de dar a nuestros envíos de documentación. Estimamos que en la nueva si­tuación planteada deberemos en futuro próximo suspender los envíos dirigidos a personas terrestres con formación intelectual de diversos grados, y remitirlos a grupos bien diferenciados.

 

Pero como les indicamos en párrafos posteriores, tal pos­tura nuestra podría ser interpretada, e incluso tal versión pudiera llegar a tener desgraciadamente una base real, como cristalización de núcleos de proselitismo embrionario, sectas de carácter más o menos esotérico que asimilasen nuestro flujo informativo con carácter -que desde este momento rechazamos vivamente- doctrinal.

 

Por ello no vemos otra vía que ofrecer sólo tal material informativo, a algunas organizaciones (en España, su localización podría ubicarse en los núcleos urbanos más importantes: Madrid y Barcelona ) que cuenten con la autorización legal de la Administración gubernamental, cuyas actividades se centren en el análisis objetivo y científico de problemas relacionados con posibles comunicaciones intragalácticas y cuya solvencia en cuanto al estudio desapasionado de los datos accesi­bles a ellos, las haga inmunes a todo fermento peligroso de asimilación doctrinaria.

 

Algunos de ustedes pueden pensar que sería mucho más ló­gico establecer un contacto más directo con los órganos técnicos del Estado. Nosotros no lo estimamos así, pues ello constituiría una pre­sentación oficial de nuestra existencia que en este momento juzgamos prematura.

 

Si esas organizaciones llegaran a alcanzar un nivel mínimo de estabilidad funcional, postularíamos entonces un régimen de intercambio de datos, ya que aunque sorprenda a ustedes, cierta clase de inves­tigaciones son más viables para ustedes que para nuestro reducido grupo de hermanos, por inmejorable que sea nuestro equipo técnico de prospección (para nosotros serían válidos no sólo ciertas informaciones refe­rentes a hechos de contenido real, sino datos correspondientes a infor­maciones verificadas por ustedes como fraudulentas, o sin base genuina).

 

Ahora deseamos exponerles algunos de nuestros criterios, puntualizarles algunos consejos, que antes de aceptarlos deberán ser meditados por ustedes sin apasionarse y con mente critica. Les suplicamos por tanto estudien estos comentarios. Nos congratularíamos ciertamente si su pensamiento llegase a identificarse en estos aspectos, con el nuestro.

 

Cuando algún día todos los humanos de la Tierra que nos ha­béis conocido bajo diversas aunque inevitablemente extrañas circunstan­cias, logréis recopilar y unificar la ingente información vertida por nosotros en estos últimos años, os formulareis sin duda ciertos interrogantes.

 

A. ¿Qué pretendían los miembros de ese grupo que se autode­nominan extraterrestres, remitiéndonos ese material infor­mativo?

 

B. ¿Hemos de aceptar, o rechazar la versión de esa identidad que ellos mismos se arrogan?

 

C. ¿Hasta qué punto hemos de admitir la genuinidad de los datos remitidos, y que se extienden a diversos sectores del conocimiento: pensamiento especulativo, información histórica de nuestra civilización y nuestros contactos con Tierra, cien­cia, tecnología, etc.?

 

D. ¿Qué uso lícito podemos hacer de aquellos datos cuya autenticidad nos conste?

 

E. Si aceptamos pese a sus advertencias, la verosimilitud de su origen alienoplanetario, y ante una hipótesis coyuntural en la que hubiésemos de optar entre seguir sus pasos, sus concepciones ideológicas o por el contrario las directrices y las ideas de los hombres de la tierra, -nuestros reales hermanos- ¿qué decisión ética debemos adoptar?

 

F. Si llegamos a admitirlos como entidades alienofisiológicas, es decir no injertados en la arborescencia de especies geológicas generadas en el marco ecológico terrestre, ¿hemos de manifestarlo valientemente a nuestros hermanos allega­dos?

 

G. ¿Qué intenciones animan a los miembros del grupo micro social denominado “procedente de UMMO” durante su estancia en la TIERRA en los años próximos y cual es la probabilidad de que se manifiesten de algún modo más visible, o interven­gan en algunos aspectos para solucionar algunos problemas candentes que aquejan a nuestra sociedad?

 

H. ¿Cómo valoran los hipotéticos hombres de UMMO -explora dores en nuestro Astro solidificado- la actual situación geopolítica e ideológica de nuestra humanidad y por qué fases vislumbran que ha de atravesar nuestra civilización en los años venideros?

 

Deseamos ofrecerles aunque en forma inevitablemente sintética, unos esbozos de respuesta por nuestra parte a cada uno de esos posibles interrogantes: 

 

A. El envío de este material informativo está condicionado por un complejo de motivaciones nuestras que podemos en cierto grado revelarles.

 

Los hábitos mentales de los hombres de TIERRA están fuertemente vinculados a sus estructuras socioeconómicas. Las respuestas del soma en un individuo de su red social obedecen obviamente a su educación y hábitos adquiridos en el marco en que se desenvuelve. Esto no es un secreto para los psicólogos sociales de TIERRA.

 

Comprendemos que ha de costarles admitir que “alguien” pueda ofrecer una simple información, una documentación de carácter técnico por ejemplo, sin solicitar como permuta algo a cambio, o sin intentar hipotecar la libertad mental o dinamofisiológica del hermano - destinatario.

 

Nuestras motivaciones están sin embargo condicionadas por móviles de distinto orden. Obedecen en parte a la praxis de unas normas éticas a las que deseamos ser fieles. Durante estos últimos años, noso­tros hemos sondeado con avidez explicable todas las fuentes de vuestra cultura. Cuando nos ha sido posible hemos accedido a vuestros archivos, a vuestros documentos impresos, hemos registrado visualmente imágenes de vuestras vivencias sociales, de vuestras manifestaciones óptico-artísticas, hemos registrado escenas de vuestro folklore o costumbres. Analizado a través de vuestras publicaciones científicas, las actuales concepciones de los investigadores hermanos vuestros. Hemos pulsado vuestra red social para investigar la actual fase de organización

 

Hemos registrado multitud de manifestaciones fónicas (voz y concepciones musicales) Toda esta ingente información convenientemente clasificada y codificada ha sido registrada modularmente en nuestros elementos técnicos de registro de datos (la densidad de información eva­luada en unidades familiares a ustedes, es para los elementos mnémicos de cristal de titanio utilizados corrientemente por nosotros, del siguiente orden: 8 . 1017 a 5, 3 . 1020 bits /cm3 (nuestra codificación sin embargo no es de carácter binario, sino duodecimal, con base física: esta­dos cuánticos de los componentes moleculares de un cristal termoestable de titanio puro).

 

Por otra parte en modo alguno han sido dañadas aquellas estructuras materiales (lienzos pintados, esculturas, cerámica, utensilios aparatos, vehículos históricos etc.) cuyo especial valor artístico o científico los hizo aptos para ser especialmente registrada su constitu­ción con objeto de ser reproducida su morfología original en nuestro UMMO (Vean nota uno).

 

Aunque en principio el registro de toda esta corriente informativa no constituye para nuestros principios éticos, un expolio: ya que en nada ha sido dañado el complejo de elementos primarios que se han calcado, y su reproducción y ulterior utilización con fines artísticos y de análisis historiográfico y científico, nunca podría suponer un perjuicio para sus legítimos propietarios (ustedes). (Vean la nota dos). Nos vemos sin embargo forzados a compensarles de algún modo por esa aportación seleccionada por nosotros sin que medie autorización expresa por parte de los órganos oficiales autorizados por la legislación de los diversos países en que hemos operado. Ofreciéndoles aunque sea en - forma extractada, datos sobre nuestra civilización, equilibramos aunque sea muy precariamente, nuestra deuda con TIERRA.

 

Pero injertada a esta, existe verdaderamente otra motiva­ción que sí puede calificarse de interesada. Como ya les hemos aclarado en otros mensajes precedentes, uno de los procesos de estudio más interesantes que dinamizamos respecto a ustedes, es el análisis cuidadoso de la evolución que se desarrolla actualmente en todos los sectores de la turbulenta sociedad terrestre.

 

Aunque como les aclararemos en otros párrafos, no nos es lícito extorsionarla gravemente, nos ha de interesar lógicamente com­probar, cuáles han de ser sus reacciones ante la toma de conciencia de la existencia real de otra civilización ultraforánea cuyos representan­tes se encuentran clandestinamente mezclados entre sus hermanos, aprovechando sus similares rasgos anatomofisiológícos.

 

Sus polémicas a este respecto, su resistencia a admitir como válida esta posibilidad, así como la aceptación a diversos niveles de nuestro testimonio, nos es de un incalculable -para ustedes- valor. Puede servirnos, como les sugeríamos anteriormente, para sentar las bases de una posible comunicación más directa en un futuro, y de hecho nos brinda elementos inestimables para estudiar los procesos mentales de sus estructuras neurocorticales. Constituye utilizando su terminología científica, un “test” imprescindible para nuestros estudios psico­sociales.

 

B. La formulación de una respuesta válida a esta duda, puede presentar ante una mentalidad poco preparada un aspecto paradójico difícilmente salvable con los elementos semánticos tópicos en TIERRA.

 

Por una parte a nosotros se nos presenta desde nuestra propia perspectiva, un serio problema: Las relaciones con determina­das personas residentes en un “planeta” extraño que hemos venido a estudiar el 28/3/1950. Cuando a las 4 horas 16 minutos y 42 segundos aproximadamente (TMG) descendió nuestra primera astronave en un cercano sector geográfico a España (cercanías de Digne: Francia) a la que siguieron con pocos Uiw de diferencia, otras dos OAWOOLEA­UEUA OEM, ignorábamos muchísimas cosas sobre ustedes pese a los previos periodos de exploración intraatmosférica realizados por aque­llos nuestros hermanos pioneros. Ignorábamos incluso si sus moléculas proteicas podían presentar una estructura enantiomórfica distinta a la nuestra, en cuyo caso no hubiese sido posible mezclarnos entre ustedes por los complejos problemas de alimentación que podían presentarse a nuestros hermanos desprovistos en tal caso de equipo idóneo para sintetizar alimentos adecuados.

 

No imaginábamos por entonces que decidiésemos algún día establecer vínculos grafoorales con ustedes, puesto que la estrategia de mis hermanos por aquellas fechas se centraba en estudiar secretamente su civilización sin mostrarles nuestra presencia.

 

Modificados los criterios primitivos, hemos elaborado una nueva formulación que desde hace algunos años hemos llevado a la práctica. Se trataba de que para evitar un factor de extorsión a vuestra red social, las comunicaciones con algunos terrestres se hiciesen de modo que ustedes no pudiesen alcanzar un elevado grado de evidencia respecto a nuestra real existencia. El sistema debía de funcionar auto­corrigiéndose, realimentándose de tal forma que si su respuesta (difu­sión social de nuestra existencia) alcanzara niveles límite pudiera reintroducir factores reguladores negativos (impugnaciones, versiones desprestigiantes) que frenasen el índice de credibilidad de la noticia.

 

El sistema ha funcionado correctamente hasta ahora.

 

Si visto desde una perspectiva social, tales mecanismos de control quedan parcialmente aclarados, hay un aspecto que les atañe personalmente. El de la actitud que un hombre de TIERRA ha de adoptar dentro de unos esquemas lógicos comunes, ante nuestro testimonio.

 

Nuestros respectivos campos de apreciaciones han de ser radicalmente distintos. Naturalmente, nosotros sabemos que existimos realmente, que nuestro astro solidificado es fonificado por nosotros por una voz que podríamos expresar en código lingüístico español así: “UMMO” (Con “U” casi muda) y que las versiones que les hemos brindado, unas expresadas con lenguaje más sencillo y didáctico cuando iban dirigidas a sus hermanos de mediana formación intelectual, y otras redactadas utilizando un léxico familiar a los hombres de ciencia en los contados casos en que a ellos fueron remitidos, son reales y no deformadas. Aunque naturalmente hemos omitido cuidadosamente muchos elementos informativos que hemos juzgado inconveniente revelarles.

 

Pero intentemos por un momento ubicarnos en la situación de ustedes, hombres de TIERRA en un estadio cultural cuyos avances científicos no les ha permitido hasta el presente ponerse en contacto por medios físicos con otras civilizaciones, cuyos instrumentos de detec­ción ni siquiera han registrado la existencia de otros astros galácticos con un medio ecológico apto para desarrollarse estructuras bioquími­cas, cuya Física todavía no ha conseguido interpretar la íntima esencia del Espacio, el Tiempo, la Materia; la Energía... y por tanto ha de rechazar en buena lógica, fiel a sus propios principios vigentes, la posi­bilidad de que una astronave pueda dirigirse desde un astro situado a más de catorce años luz, hasta ustedes. Ni siquiera alcanzando fantásticamente el entorno de la velocidad límite.

 

Por si fueran escasas estas objeciones, existe el problema de la defensa contra el fraude. Todos ustedes son conscientes de que frecuentemente aparecen impostores, pseudólogos paranoides, organizaciones políticas, religiosas, financieras, que utilizando los medios de difusión proyectados por los especialistas en comunicación de masas y en guerra psicológica, introyectan en mentes poco preparadas, ideas y versiones deformadas, con inconfesables móviles políticos, económicos o ideológicos.

 

Ello constituye un peligro de carácter alienante, que toda persona inteligente y equilibrada ha de procurar soslayar. No existe otra defensa ante estos factores traumatizantes para la mente, que no ha de aceptar NINGÚN TESTIMONIO AJENO que no vaya AVALADO por PRUEBAS CONVINCENTES.

 

Naturalmente, la escala de valores que establece el nivel de certeza de estas pruebas, está en función del grado de formación intelectual de los seres humanos terrestres. Para algunos, una simple llamada telefónica de uno de mis hermanos puede constituir una demostración “irrefutable” de nuestro testimonio. Un investigador, en cambio, postulará la recopilación sistemática de todos los datos, su confrontación ordenada, la inspección con equipo de control técnico, adecuada de una de nuestras astronaves, el análisis biológico de nuestros cuerpos en busca de singularidades anatómicas que corroboren de algún modo nuestra biogénesis anautóctona, el estudio detallado de nuestros documentos en búsqueda de aportaciones científicas que se aparten sensiblemente de las vías actuales seguidas por los especialistas terrestres... Todos estos elementos de juicio, coordinados entre sí podrían constituir un amplio espectro de datos cuyas mutuas correlaciones sirviesen para establecer la fiabilidad de nuestra genuina existencia.

 

Esta última vía es la que nos parece más sensata, y en fun­ción de sus resultados deberían ustedes constatar o no si nuestro testi­monio es apócrifo.

 

Mas deseamos hacerles observar que esto es precisamente lo que deseamos: evitar por ahora a toda costa, ofrecerles tales pruebas definitivas. Ustedes ya poseen, sí, muchos y valiosos datos que pueden servirles para elaborar una hipótesis plausible de nuestra existencia. Eso debe bastar por ahora.

 

Naturalmente no tratamos de jugar con ustedes, o divertir­nos contemplando regocijados cómo intentan angustiados descubrir la verdad sin que nosotros aportemos las piezas maestras que les permitan resolver este “rompecabezas” En otro lugar les hemos justificado esta estrategia y conste que favorece más a ustedes que a nuestro grupo.

 

La postura más consecuente es por tanto ESPERAR, prote­gidos prudentemente por un cierto grado de escepticismo. Adoptando posiciones de abierta crítica ante lo que pudiera ser un gigantesco fraude. No responsabilizándose jamás respecto a las palabras de unos descono­cidos, a los que ni siquiera han podido tratar directamente.

 

Todos ustedes han de convenir que más tarde o más temprano, si esto es una impostura, quedaremos desenmascarados, tanto si fuéramos unos perturbados mentales, una secta mística, una organiza­ción financiera un partido político, un grupo de bromistas, la C.I.A. norteamericana o una organización para desprestigiar las investigacio­nes sobre los U.F.O. (pueden ustedes multiplicar hipótesis similares hasta una cifra insospechada).

 

Pero con la misma objetividad, les exhortamos a que antes de emitir juicios negativos sobre nosotros, estudien con imparcialidad y cuidado nuestras informaciones. Una información fragmentaria y mal di­gerida puede animarles a formular declaraciones con excesivo y frívolo simplismo. Tales versiones no sólo no nos pueden perjudicar sino que de hecho favorecen nuestra estrategia evitando excesiva difusión del asunto. Pero nos parece innoble dejar que tales hermanos suyos desprestigien su propio nombre ejerciendo poco científicamente su derecho de crítica.

 

(Lo que falta de esta página fue recortado por D. Dionisio Garrido siguiendo instrucciones marcadas)

 

C. Durante muchos de estos meses precedentes, han llegado hasta ustedes escritos dictados por nosotros a unos pocos y anónimos cola­boradores terrestres que se han prestado gustosos a esta labor. Esos textos autentificados con nuestro sello han llegado también a hombres y mujeres de diversas nacionalidades provocando en todos reacciones, de estupor en algún caso, de ligera extrañeza en muchos casos, y también frecuentemente de prudente escepticismo al poseer consciencia de nuestra pretendida identidad.

 

El contenido de sus textos ha sido muy variado. Aisladamente cada uno de ustedes no puede sospechar todavía la riqueza informativa que supone todo el material documental elaborado por mis hermanos para los hombres de TIERRA. De cualquier modo más o menos tarde conseguirán ustedes recopilarlo y apreciar que en este punto tampoco deforma­mos la verdad.

 

En ellos les hemos descrito un amplio panorama de nuestra civilización. Hemos desarrollado ante ustedes las bases de nuestra Teodicea; nuestra moral, nuestro pensamiento en torno al origen y estructura ontológica del WAAM (UNIVERSO); nuestros actuales fundamentos de la Física; nuestra estructura económico-política; nuestras costumbres y algunas etapas de la Historia de UMMO. Les hemos mostrado algunos avances tecnológicos...

 

Y su análisis por parte de ustedes ha provocado inevitable­mente apasionadas polémicas que cuando han excedido ciertos límites he­mos lamentado vivamente.

 

Nos consta que algunos de ustedes se han sentido sugestionados intensamente por la cohesión de sus componentes documentales, por la estructura de nuestra cultura y pensamiento que permite vislumbrarse a través de los párrafos mecanografiados. Naturalmente para cualquiera de ustedes inmerso en una sociedad turbulenta, plagada de injusticias sociales, deficientemente programada, sintiendo sobre sus mentes, las fuertes tensiones generadas por la desarmonía existente entre las con­cepciones ideológicas más puras y la praxis real, pesando aún sobre ustedes la amenaza de un holocausto a escala planetaria y conscientes de las tremendas dificultades que se les presentan para alcanzar algún tipo de equilibrio que permita a los humanos de TIERRA evolucionar más armónicamente, la imagen de nuestro planeta dentro de un estadio más avanzado y con una socio morfología que ha de parecerles utópica, ha de evocar necesariamente fervientes deseos de imitarla en algún caso, y admiración incontenida en el resto.

 

Sin embargo, nosotros hemos filtrado cuidadosamente todo este material descriptivo. Observen que utilizamos el calificativo DES­CRIPTIVO y no el de DEMOSTRATIVO. Porque si repasan con atención nuestros escritos de carácter científico no les será fácil encontrar da­tos que corroboren plenamente nuestra existencia.

 

Es cierto que muchos de los informes enviados a especialis­tas contienen una rigurosa base demostrativa de carácter matemático en la que hemos cuidado de utilizar los logaritmos y notaciones familiares a ustedes.

 

Pero en la redacción de todos los informes se han tenido en cuenta dos criterios constantes:

 

-) Evitar que en su contexto pudieran filtrarse indicios que prestasen excesiva fiabilidad a nuestro testimonio.

 

-) Impedir que ciertas revelaciones nuestras puedan ser utilizadas con carácter trascendente por ustedes alterando por tanto la natural evolución autóctona de la cultura.

 

Creemos que ambas medidas gozan de una explicación inteligible para ustedes. No se trata de negarles orgullosamente la posibili­dad de aprovecharse de algunos de nuestros avances científicos y técni­cos. Es que la simple ejecución de este transvase informativo traería consigo insospechados problemas difícilmente resolubles.

 

Podría argüirse que la comunicación de fórmulas eficaces para combatir un sarcoma, para sintetizar de forma económica hidratos de carbono o proteínas, para eliminar los riesgos de una guerra nuclear o controlar el código genético de los caracteres hereditarios, no puede constituir una extorsión negativa a la evolución cultura de una red so­cial como la de TIERRA.

 

En efecto, juzgadas así tales medidas con ese simplismo, puede hasta parecer monstruosa nuestra censura. Se impondrían sólo dos posibles interpretaciones a nuestra intransigencia: o somos unos impostores, o constituimos una raza cruel y sin sentimientos que prefiere asistir impasible al espectáculo de una Humanidad que se retuerce en sus dolores de parto sin intentar al menos mitigarlos.

 

El segundo juicio nos causaría mucha tristeza, por injusto y falto de serena crítica. Ustedes saben bien que cualquier aportación de carácter tecnológico por ejemplo, constituye un complejo incalcula­ble de datos científicos.

 

Imaginen que tuviesen la idea de brindar a una tribu semi­salvaje del Amazonas, la fórmula que les permitiese con autonomía fa­bricar electroencefalógrafos con que diagnosticar síndromes epilépticos en los nativos. En principio semejante iniciativa parece digna de encomio.

 

A poco que piensen en ello se percatarán de las inmensas dificultades que presenta tal empresa. ¿Cuánto tiempo necesitarían para formar a los nativos en matemáticas y electrónica? ¿Y cuánto para desarrollar una industria que les permitiese fabricar sus componentes? Y ¿cómo evitar que los más desaprensivos aprovechasen la tecnología de los amplificadores, de las válvulas o transistores, de las aleaciones no para construir electroencefalógrafos sólo, sino para la producción de armas y sistemas que les permitiesen subyugar a las tribus vecinas? Y aun en el caso de que optasen por acudir en persona para adiestrar­les, ¿cómo evitar (lo que realmente ha ocurrido) aniquilar la cultura aborigen con el pretexto de que la acción colonizadora está plenamente justificada?

 

Pero es que tal absorción de culturas a nivel interplaneta­rio resultaría mucho más monstruosa que los males que tratase de evi­tar la red social dominante en la fase de dominación. No cuentan uste­des los sentimientos de frustración que alienarían sin remedio a todas las razas terrestres. Las perturbaciones provocadas por millones de individuos que se rebelarían justamente por nuestra actitud paternalista, y que acusaría como traidores a los que se prestasen dulcemente a ser subyugados por una cultura extraña. Ello obligaría a los, en principio, pacíficos viajeros, a adoptar medidas represivas y violentas para proteger a sus amigos. No piensan en el trauma psíquico que alteraría a niños y adultos al tener que sustituir sus principios y factores de juicio, por otros nuevos con características semánticas y lógicas totalmente extrañas. Y todo ello con gran rapidez si se desea obtener con presteza los medios que se postulaban en un principio.

 

Verdaderamente si meditan todos estos razonamientos adi­cionaran sin duda otros muchos inconvenientes y concluirán juiciosamente que nuestra postura está más ajustada a los imperativos de un código ético que sin duda compartirán con nosotros.

 

Resulta por tanto utópico trasplantar nuestras normas socio económicas por las que se rigen la humanidad de UMMO al marco político capitalista o socialista de TIERRA, en el estadio actual. Resulta peligroso para los científicos de TIERRA asimilar bruscamente nuestra vigente concepción de la materia o de la cuantificación del Espacio y del Tiempo, sin haber sido objeto de una lenta y progresiva maduración. No es facti­ble sustituir sus religiones por una nueva mística si esta no va acompañada simultáneamente de unas bases conceptualistas de la otología que a su vez se apoyen en distintas interpretaciones científicas de nuestro cosmos. No podrán ustedes impregnarse de nuestras formas de conducta, sin recabar nuestros propios instrumentos semánticos, nuestra lógica, nuestras formas de expresión para el flujo informativo entre los compo­nentes humanos de la red.

 

De modo que el valor que ustedes han de conceder a nuestros escritos estará en función de su calidad y de los elementos demostrativos que lo avalen. Cuando éstos sean puramente descriptivos y expresados sus datos en forma didáctica, naturalmente el hombre de ciencia terrestre ha de calificarlos como un papel sin valor.

 

Nada más lejos de nuestra intención, inducirles a sustituir sus principios por nuestra ideología. Si pensaron algunos de ustedes “convertirse” asimilando nuestra filosofía, nuestra ética y religión nuestra ciencia, desde este momento les advertimos muy seriamente lo descabellado de su actitud. Naturalmente podrán contrastar algunas de sus concepciones con las nuestras y madurar sustanciosas conclusio­nes, pero rechazar todo el acervo cultural de TIERRA penosamente adquirido durante millares de años, para sustituirlo repentinamente por unas doctrinas cuya idoneidad forzosamente no les consta, es una experiencia que fervientemente les invitamos a repudiar.

 

D. Este aspecto de nuestras relaciones postales unilaterales, puede provocar serias dudas y actitudes inhibitorias si no media nues­tro consejo. Aunque como sugeríamos en la respuesta anterior, parte de nuestros textos son meramente narrativos, hemos remitido a ciertos especialistas monografías y estudios que incluyen en ciertos casos las demostraciones analíticas y empíricas necesarias para dar validez a la información científica o técnica contenida en los mismos. Se ha utilizado en su desarrollo instrumentos lingüísticos familiares a ustedes (lógica, vocabulario, unidades físicas, nomenclatura matemática, y química...) cuidando que tales revelaciones aunque desconocidas para ustedes no resultasen ni demasiado avanzadas que les fuese imposible asimilar sin previa formación complementaria, ni factible de perturbar la natural evo- lución de la ciencia de TIERRA.

 

¿Qué han hecho con tales estudios los destinatarios? En algunos casos al no admitir nuestra identidad y desconocer prácticamente la misteriosa para ellos personalidad del remitente, optaron por guardar tales estudios monográficos, presentarlos como un “caso curioso” a sus allegados y a lo sumo utilizarlos como base para ulteriores estudios o someterlos a verificación empírica.

 

Otros, también escépticos en cuanto a nuestro testimonio de ser humanos anaborígenes, modificaron la redacción inicial, apostilla­ron algunos párrafos con comentarios propios, y publicaron con su fir­ma los trabajos en revistas especializadas y en algún texto, pero sin hacer mención de nuestro origen ni del nombre de UMMO.

 

En algunos casos contados se especificó su origen, pero muy vagamente y cuidando razonablemente de no insinuar nuestra pretensión de proceder de otro astro habitado.

 

Cualquiera de estas posturas nos parece correcta y lícita aunque alguna pueda calificarse de “más noble” o sincera.

 

Tengan ustedes en cuenta que a nosotros no nos perjudica lo más mínimo que utilicen libremente una información que les hemos ofrecido sin exigirles nada a cambio. No puede afectar a nuestros intereses según los principios jurídicos enunciados por ustedes respecto al dere­cho de propiedad. La cultura es un patrimonio común de todos los seres humanos siempre que los individuos estén capacitados para asimilarla. Nada nos deben; ni nada han de agradecernos en absoluto.

 

Tan sólo les hemos suplicado expresamente en ciertos casos que no den publicidad a tales informes, hasta un futuro próximo. Naturalmente si ustedes hacen caso omiso a nuestro ruego, no estarán transgrediendo ninguna norma ética ni mucho menos han de esperar algún tipo de sanción por nuestra parte, aunque reconocemos que podrían ser dañados nuestros planes de estudio. Pero ello es un riesgo que inevitablemente hemos de arrostrar fiándonos de su noble proceder.

 

E. Una situación hipotética en la que algunos de ustedes que se consideran nuestros amigos, tuviesen que plantearse el problema de conciencia de combatirnos si quisieran ser fieles a su disciplina legal, la consideramos tan inviable e improbable que preferiríamos no analizar para evitar fútiles torturas mentales.

 

Poseemos sobrados medios de defensa, para no necesitar llegar hasta el extremo de plantearles tan dramático dilema, a ninguno de ustedes. Pero es que además en este aspecto nosotros seríamos fieles a nuestros principios. Si en alguna ocasión hipotética uno de los nuestros cayese en poder de un grupo social oficial, confundido con un delincuente, o un agitador político por ejemplo, aunque en principio nos sería fácil (en caso de que fallasen otros medios técnicos no cruentos de liberación) de presentarnos a las cancillerías, oficialmente, aportando pruebas de nuestra identidad, y aún sabiendo que tan fabulosa revelación bastaría para libertar a nuestro hermano, puede usted estar seguro que no recurriríamos a ella, sabiendo que tal medida destruiría toda la cuidadosa protección que hemos montado para no alterar la red social terrestre. No queremos con ello demostrarles que somos héroes protectores de la TIERRA. Es sencillamente que no nos es lícita tal claudicación.

 

Si algún día ustedes se vieran en la desagradable alterna­tiva de combatir contra nosotros, y la licitud de ese ataque apareciera claro para sus propios principios morales y legales, Ustedes ESTÁN OBLIGADOS A SER FIELES A SUS PROPIAS LEYES Y NO A LAS NUESTRAS. En este punto, la rectitud de este criterio es obvia.

 

F. Creemos que nuestro particular juicio sobre sus respecti­vos comportamientos respecto a sus amistades y relaciones sociolabo­rales, ha quedado claro en cartas nuestras remitidas con anterioridad… ¿qué ganan ustedes tratando de convencer a los escépticos que por otra parte adoptan como les hemos dicho en otro lugar, una actitud muy ra­zonable?

 

Por nuestra parte, no nos cabe duda de que seguiremos perteneciendo al planeta UMMO, aunque muchísimos de sus hermanos se empeñasen en demostrar armados de todo su bagaje matemático, que tal astro frío no existe, o que somos en realidad una secta espiritista.

 

En realidad sería más aconsejable que se revistan ustedes de un prudente escepticismo o desconfianza antes de entablar estériles polémicas que sin duda pueden dañar su prestigio social e incluso sus estabilidades económicolaborales.

 

G. Desgraciadamente no podemos ofrecerles una respuesta coherente a esta pregunta. Poseemos nuestros propios planes programa­dos, pero ellos son susceptibles de profundas modificaciones. Sus condicionantes son el sesgo que adopten los acontecimientos geopolíticos y sociales de TIERRA y las decisiones emanadas de nuestra JERARQUÍA. Algunos programas de ejecución inminente son muy reservados, y sentimos sinceramente no podérselos participar, pues ello provocarla su modificación instantánea. En 1970 sólo quedaremos dos hermanos en MADRID ESPAÑA. Muchos de mis congéneres partirán hacia otras na­ciones para estudiar de cerca su cultura. En esta fecha sólo quedamos en este astro frío, ochenta y dos hermanos, que pronto se reducirán a menos de sesenta a final del estío español (Septiembre- Octubre). Por esas fechas tomarán tierra en un punto no determinado aún de Uganda o Etiopía, tres de nuestras WOOLEA UEUA (naves) y es probable la llegada de otras dos inmediatamente después.

 

H. En un próximo envío deseamos exponerles, nuestro juicio critico del momento social de TIERRA valorado por nosotros. Sin duda puede interesarles conocer en algún grado nuestro pensamiento respecto al presente estadio de la civilización en la que ustedes forman parte.

 

(Lo que falta de esta página, era asunto privado y el Sr. Dionisio Garrido lo recortó siguiendo instrucciones.)

 

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